Trini Nieto ha fallecido.
La encontraron muerta en su casa de Alcorcón.
Por un momento temimos que hubiera sido intencionado. Pero no, una caída letal fruto de su minusvalía ha resultado ser la causa de la muerte.
Aún no había cumplido los 42 años.
Me consta lo mucho que nos apreciaba a mí y a los míos. Y sé que cuando el dolor le daba tregua no sólo era una gran trabajadora, también era una mujer divertida y con ganas de amar. Una mujer que luchó por ser feliz. Hacía poco había recuperado a parte de su familia. Y se sentía ilusionada en su papel de tía.
La vida de Trini no fue una vida fácil.
Más bien y para su desdicha, en esta última etapa en que también su madre, María, enfermó gravemente, su vida se redujo a una lucha constante por no caer en el aislamiento de la sordera. Y ahora entiendo que el precio que tuvo que pagar fue demasiado alto.
Claro, cómo iba a ser una secretaria sorda. ¿Dónde se ha visto eso? Debía preguntarse.
Seguramente alguien le diría que había alguna otra alternativa. Seguro que sus compañeros y amigos la acompañaron en esas preocupaciones.
Hay secretarias sordas que se comunican con lenguaje de signos.
A pesar de todo, luchó por su trabajo hasta el último momento.
Quería seguir a toda costa conectada al mundo, conectada al teléfono, y a la gente que la rodeaba aunque a veces fuera tan doloroso que ya no sabía si tenía verdadero sentido sufrir cada vez más molestias y dolores para oir a duras penas.
Cinco operaciones y dos trasplantes la dejaron exhausta. Y encima, en poco tiempo, tenían que volver a operarla. Esa operación era ya la última posibilidad de mantener el implante en uno de sus oídos. El otro ya se había dado por perdido.
Trini Nieto era una persona sencilla y buena. Y por esa razón todos la querían.
Buena hija, buena hermana, buena amiga. Una buena secretaria que bien se hubiera merecido una mejor suerte.
Ella siempre ponía por delante su voluntad y le sonreía al mal tiempo, a pesar de los terribles ruidos que la atormentaban, o de esos sonidos que desesperantemente no alcanzaba a escuchar.
A pesar de los mareos y de las caídas Trini siempre volvía a levantarse, una y otra vez.
Sin embargo, esta vez no ha podido, simplemente no ha sido posible. Algo salió mal y perdió la vida en la soledad de su vivienda.
Creo que el destino no ha sido justo con ella.
Descanse en paz, buen viaje, Trini.