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Susu

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Venimos al mundo a ser felices

By 15 septiembre, 2020 septiembre 16th, 2020 No Comments

Cantautoras del plan antiguo

Este verano pasé un bache y a punto estuve de tirar la toalla. Viendo la dificultad para dar a conocer mi nuevo álbum, promocionarlo y presentarlo en época de pandemia, reconozco que tuve serias dudas de si debía seguir adelante.

Luego murió Wen, mi tío Navarro. Y el recuerdo de su esencia y esas palabras de aliento tan suyas me insuflaron energía. Así que decidí que debía seguir luchando.

Hay quien cree que hemos venido a la vida a sufrir. Y que si se sufre mucho luego se alcanzará el cielo. Pero yo soy de las que opina que el cielo y el infierno están en esta tierra, y más concretamente en el interior de las personas. Y que cada ser humano puede elegir si ser o no su mejor versión.

Lo único verdaderamente importante es ser feliz. Da igual si tienes mucho o poco. Bueno, maticemos, es evidente que si uno no tiene los recursos básicos de alimento y techo todo se complica. Pero también hay personas que nunca están satisfechas porque necesitan tener mucho para sentirse realizadas.

Desarrollar el talento personal es una manera como otra cualquiera de sentirse bien aunque a priori no parezca lo más productivo del mundo. El asunto de valorar a las personas por su productividad ahora está en entredicho puesto que lo que hace unos meses era productivo ahora ha dejado de serlo. Y, en cambio, empresas que antes a penas tenían ganancias, ahora, y a raíz de esta crisis, han hecho su agosto. Y no hablo sólo de las tecnológicas. Fabricantes de mascarillas, de la cola para señalizar los suelos, incluso de geles, por no decir la industria farmacéutica que ha visto un filón en el asunto de las vacunas.

De mi tío y también de Britta extraería un denominador común. Ambos tenían una gran capacidad para disfrutar. Y eso les hacía seres únicos. Su entusiasmo era contagioso.

En la actualidad estoy organizando varios proyectos en casa para compartir mi espacio. Eventos, y clases de yoga en la terraza. Ya que tengo la suerte de tener un espacio grande y versátil, quiero aprovecharlo.

Y decidí que debía seguir escribiendo canciones, fuera como fuera. Es mi manera de darme a los demás. Mi forma de aportar un granito de arena a nuestro mundo.

Recuerdo cuando entré en la facultad de filosofía, en la UB. Era el año de las Olimpiadas de Barcelona.

Ya entonces me pareció curioso pertenecer a la última promoción del denominado Plan Antiguo. Luego cambiaron los contenidos. Hasta el nombre de la licenciatura fue otro.

Derribaron el edificio en forma de ovni (bastante feo, todo sea dicho) en el que habíamos asistido tantísimas veces a clase y pasaron a impartir filosofía en el centro de la ciudad.

Recordando todo esto me planteo que probablemente la nuestra sea la generación de los últimos cantautores del Plan Antiguo. Entendiendo a esta figura como creador de canciones herederas de los años setenta, ochenta y noventa.
Durante años los músicos del pop rock vimos nuestros espacios copados por artistas televisivos que tenían el apoyo de grandes compañías y también por los DJ.

Probablemente las nuevas tecnologías terminen abocándonos a la extinción. Pero no quiero ser negativa. Mientras haya alguien que tenga ganas de seguir escuchando canciones, ahí seguiremos. 

De aquellos que nos abandonan recuerdas su sonrisa. El tono de su voz, algunos gestos. Si, en definitiva, fue alguien que dejó huella en los demás. Por eso, a pesar de todo y pase lo que pase, no hay que tener miedo a ser uno mismo.

Es el mejor regalo que podemos dar al mundo. Ese, y cuidar de nuestro entorno; proteger a los niños, rescatar animales y plantar árboles.

Un abrazo a todos

Susu