Eres infinito
No te limites. Ni por tu sexo, ni por tu edad, ni por tus creencias.
Que no te limite tu barrio, ni tu familia, ni tampoco tu lengua, ni tu bandera.
Que no te limite tu nombre, ni tu apellido.
No te doblegues a la tiranía del pensamiento ajeno.
Cuestiona a quienes aparenten ser tus amigos.
A quiénes te vendan quimeras,
a los falsos gurús que sólo piensen en hacer caja,
a los profesores que pretendan hacerte sentir pequeñito.
Escucha, por contra, a los que te quieren,
a aquellos que te brindan una sonrisa y te dan un trocito de sí mismos.
Escúchales con respeto para luego soltar todo lo que no te sirva.
Quédate sólo con lo que te haga ser más tú.
Porque tú eres tu propia obra, tu propio maestro, tu principio y tu fin, tu destino.
Que el ruido del mundo no apague tus sueños.
Aprende a escucharte antes de enredarte en otros.
Aprende a amarte para ser capaz de amar a alguien.
Aprende a aceptarte tal y como eres.
Tu único deber es ser tu mismo.
Sé generoso pero no por quedar bien frente a los otros,
ni por ganarte un pedacito de cielo,
sino para sentirte más libre, para ser más tú.
Y conecta con esa parte de ti que no necesariamente cree en dogmas de fe y sí en la montaña y el viento,
en el árbol y el río, en el mar y el cielo, en la puesta de sol,
en la risa de un niño, en hacer de tu mundo un mundo más justo y bonito.
No te conformes, busca nuevos caminos.
No temas a la soledad, ni al silencio.
En realidad ellos son tus mejores amigos.
Escucha tu respiración como escuchas al viento,
y siente tu latido en cada ser vivo
como el despertar del mundo al amanecer.
No te pongas etiquetas porque eres infinito.
Y trata de vivir en el presente.
Evita caer en la nostalgia del pasado.
Suelta la ansiedad de lo que está por venir.
No juzgues, ni te juzgues.
No existen vencedores ni vencidos.
Sólo existe gente que vive y crece,
y gente que se queda varada en el camino.
Susu