Cuando una mujer entra en una relación debe luchar para no perderse a si misma. Parace una tontería pero no lo es en absoluto.
Cuando yo me casé fue como si de un plumazo se hubiera borrado todo lo que había hecho hasta ese momento. Y al tener a mis hijos vi cumplido uno de mis sueños, el de ser madre. Pero la madre que dio a luz a dos seres maravillosos también mató a la artista que había en mí.
A pesar de que siguiera haciendo algunos trabajos ya no era lo mismo. Mi cabeza estaba llena de tantas cosas que nada tenían que ver con el arte. De ahí que me pusiera a componer canciones infantiles. Sólo tenía niños, pañales y canciones de cuna en la cabeza. Estaba agotada, a penas dormía por las noches y de día tenía poco tiempo.
Mi misión era darlo todo para que mis hijos salieran adelante y aunque traté de reservar huecos para mí no lograba llegar a todo y muchas veces esos pequeños espacios se destinaban a que mi pareja no se fuera a la mierda cosa que finalmente sucedió.
Ahora que mis hijos son más mayores trato de reconectar con aquella pequeña artista que fui. Por eso reviso de vez en cuando algunas de esas fotografías que me recuerdan quién era. Pero una no puede ni debe volver al pasado por mucho tiempo. No hay cosa peor que no vivir el presente. Y a pesar de todo no me arrepiento de lo vivido.
He aprendido mucho desde entonces y a pesar de todo logré que una parte de mi no se perdiera y desde ahí ese lugar que pude preservar trato de recuperar mi corazón de artista. Aunque tal vez ya no lo consiga nunca.