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Susu

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Cerca y lejos

By 9 septiembre, 2021 No Comments

Me siento cerca y lejos.

Más fuerte, menos vulnerable que antes.

Más adulta.

Ya no busco convencer a nadie.

Hace tiempo que no escribo nada y hoy he sentido que tal vez era un buen momento.

Estoy en ese estado de vigilia en el que una aún no ha digerido lo sucedido.

Sólo estoy. Estoy viva. Estoy atenta.

He barrido toda la casa, terrazas incluidas. Barrer con una buena escoba y dejarlo todo bien limpio, me relaja.

Mi casa y yo nos hemos convertido en una prolongación la una de la otra.

Tal vez por eso también, a veces, me entran ganas de marcharme. Quizá para ser distinta.

Llevo muchos años aquí y soy curiosa.

Si ahora tuviera que vivir en la India, por ejemplo,

probablemente sería diferente.

Las plantas.

Cómo han sufrido este verano! Casi agonizaron.

Hizo tanto calor que hubo momentos que perdí la calma.

No era cuestión de más agua pero lo parecía.

Yo ya no sabía si regar más o menos.

Internamente me decía que debiamos ir acostumbrándonos.

Pero, qué difícil!

Nadie puede controlar lo que está sucediendo así que sigo tratando de aceptar cómo son las cosas aunque me gustaría que fueran diferentes.

Y cuando me encuentro en un bucle negativo respiro profundo, sonrío y agradezco esas pequeñas cosas que si tienen todo el sentido del mundo.

Haré una pequeña lista de las cosas que me ponen contenta: los libros, los helados, los lápices, los pintalabios de color coral, el papel nuevo, el jabón de marsella, los diarios, el capuchino, y los croissants.

La salud y mis hijos.

Por ahora no nos abandona y agradezco por mis dos hijos a los que adoro a pesar de que, como a cualquier madre, me vuelvan loca.

En todos los aspectos: Loca de alegría a veces y también de desesperación.

Ser madre es, sin duda, el mayor reto posible. Y entiendo perfectamente a esas mujeres que prefieren dedicarse a si mismas.

Porque básicamente a la larga ser madre es convertirte en un ser explotado que trata de recuperar su espacio a duras penas.

Creo que el mayor regalo que se le puede hacer a un hijo es ayudarle a ser autónomo en todos los sentidos posibles.

El vídeo clip y la canción de Amor Platónico.

Rodar el vídeo fue un sueño al principio y una realidad que se materializó con algunas prisas, como suele suceder en este tipo de proyectos.

Y finalmente una experiencia más que me abrió alguna que otra puerta. Y ahora lo siento ya lejano.

Amor platónico, ahí te quedaste sonando en el tiempo.

He decidido agradecer hasta los errores cometidos y seguir mirando hacia adelante, sin más.

En realidad creo que aferrarse a un amor platónico sólo tiene algo de valor literario.

El  mero sentido de expresarlo o de escribirlo. Pero en si es como disecar flores.

Son muy bonitas pero se quedan ahí escondidas en algún libro.

Aunque es cierto que nos sucede a todos en algún momento de la vida.

¿Quién no tuvo alguna vez un amor platónico?

También es una manera más de transformar un desencuentro amoroso en algo llevadero.

Convertirlo en una especie de estandarte o causa perdida. Darle un valor a personas a las que en realidad tú les importabas bien poco.

La vida.

Es un compendio de pequeñas cosas rutinarias que aparentemente nos dan un falsa sensación de control.

Y también es lidiar con otras cosas no tan pequeñas que nos confrontan a nuestra extrema

fragilidad.

Alegrarse por la victoria o por el éxito de los demás son virtudes que escasean y desde luego yo quiero seguir practicándolas.

Agradecer que simplemente seguimos sanos y salvos en la batalla. Que seguimos aprendiendo y que por ahora la vida nos sonríe.

¿Puede, acaso, pedirse más?

Quisiera compartir mi energía con aquellas personas que se sientan perdidas para que se aferren al coraje de cambiar algo.

Antes de tirar la toalla mi propuesta es que prueben algo distinto.

Cada día es un nuevo amanecer. (Esa frase siempre me hace sonreir)

Abrazo

Susu